Zona Piringalla

La Piringalla es uno de los barrios más nuevos de Lugo, junto con Aceña de Olga.
Su carácter moderno en las construcciones y el que buena parte de sus residentes sean matrimonios jóvenes, muchos de ellos con niños pequeños, hace que esta sea una zona de Lugo llena de vida, con gran cantidad de parques y zonas de ocio y paseo.
El Centro Social Maria Balteira, la Casa das Linguas son infraestructuras creadas en los últimos años para dar respuesta al crecimiento de zona y a las reivindicaciones vecinales de una barriada que cuenta con 11.000 habitantes.

Esta efervescencia demográfica se refleja también en la elevada matrícula del colegio público y de los dos institutos, en cuya oferta se incluye el bachillerato nocturno.

Estos centros agrupan a unos dos mil estudiantes. Una población juvenil tan destacada exige equipamientos culturales y deportivos como el minicampo de futbol de la Plaza Viana do Castelo, las pistas de tenis o los pabellones polideportivos que acogen varias escuelas deportivas municipales.

La urbanización de A Piringalla comenzó a finales de los 80, pero la gran expansión (un 70%) de la barriada se construyó en los últimos 20 años. Sin embargo es curioso ver que en esta zona conviven en perfecta armonía la obra nueva con las construcciones más antiguas.
Puedes caminar por una calle y ver a tu derecha los edificios más modernos y a tu izquierda las casas tradicionales de los vecinos más antiguos del barrio con sus huertas y hasta sus gallinas. Esto hace que la zona tenga un encanto especial.

Hasta muy finales de los 90 los estudiantes que iban hacia los institutos desde la Milagrosa cruzaban la Rúa das Fontes (o como popularmente decían “por las huertas”) entre berzas y plantaciones con la misma normalidad que hoy lo hacen por la misma calle completamente urbanizada y modernizada.

Una maravilla de barrio, con gran cantidad de pequeñas y medianas empresas y sin duda alguna con vida propia, y con una asociación vecinal implicada que organiza actividades conocidas en toda la ciudad, como la Hoguera de San Juan, una de las que más afluencia tiene por su famoso Becerro ao espeto.

Vecinos y no vecinos disfrutan de raciones de este sabroso manjar al ritmo de las orquestas mientas esperan a que se “prenda o lume”. Asimismo es de los pocos barrios que todavía tienen fiestas propias.